Mínimo podría ser el rayo de luz de mi ventana en la mañana. Mínima la yerba que queda en el frasco del estante. Mínimo el ruido de la pava hirviendo. Lo inesperado puede suceder en todas esas historias mínimas. De repente encontrarte en un lugar que jamás pensaste que sería tuyo. Con gente diferente que jamás creíste. Bienvenidos a mis historias mínimas. Foto: "Lejos de Palermo" de Cecilia Fortunato. Modelo Valen Fortu. General Rodriguez, verano 2012.

MR. PROYECTO SOLIDARIO

MR. PROYECTO SOLIDARIO



PORQUE?
PORQUE si sos runner habitual se  te juntan por montones y abundan en tu guardarropa. Si lees MR seguramente te gusta la buena pilcha para entrenar y no las debes usar para eso, tampoco te las pondrías con jean para salir a la noche. Las tenés ahí, sumando lugar. Las entregan con el kit de una carrera y  te  quedan ahi archivadas, guardadas, cuentan una historia, pueden ser emotivas, estan asociadas a un recuerdo , de un día que te fue mal , de otro que te fué bien, de un primer 10k o de la meta que te hayas propuesto.. pero son eso .. souvenirs, recuerdos .. que seguramente no usas. COLECCIONA MOMENTOS, NO REMERAS pensé, porque quizàs a alguien les puede servir.
En mi caso junte unas 50, y si me desprendo mas quizas una diez mas arrimo. Vengo con la idea de donarlas hace tiempo.
La idea la abrí un poco , abro el juego y me pregunto cuantos de uds pueden, quieren o tienen ganas de revolver el placard y donar esas remeras ?
COMO HACEMOS?
La idea es simple, donarlas. Pero como estamos en un site de running – que no es solo – de running te pido que postees en el facebook de este espacio una foto “creativa” de ser posible. No es un requisito, es una idea . Una foto de  tu colección, de esas remeras , de ese recuerdo que vas donar. Si te gusta mas escribir  quizas te copes en contar la historia de esa remera de la que te desprendés.
A DONDE  VAN LAS REMERAS?  
Lo estoy pensando .  Hay muchos lugares (y se aceptan sugerencias) desde hospitales a instituciones , colegios, villas y lugares donde puede haber chicos o no tan chicos a los cuales tener esta ropa los ayudaría. Va a ir surgiendo un lugar, lo que si quiero es entregarlas yo, eso sí.  En mano, sin encomiendas ni intermediarios. Acà en Buenos Aires – por ahora – se abre el juego a los amigos de ROSARIO .  A algún lugar donde podamos ver incluso como se las prueban , las usan y las disfrutan. Para jugar, para dormir, para usar, la cuestión es que les llegué directo a los chicos , y cuando las entregue lo vamos a documentar.
COMO HACEMOS ENTONCES?
1. Posteá en facebook la foto de tus remeras, contá la historia si queres que hay detràs de ellas, alguna quizas sea importante y te cueste dejarla. Invita a algun amigo a sumarse a la idea.
3. Estoy pensando en la posibilidad de tener algunos “centros de recepcion”, lugares donde se pueda dejar la ropa. Una bolsa, tu nombre en ella. Hay gente amiga en el interior, ya se sumó NOAF a la movida. Hay gente amiga en La Plata, sería bueno tener lugares donde poder dejar las remeras. En cuanto lo defina lo informo. Mantengamos el feedback en la red social para ir viendo cuantas son, quienes donan, como las hacen llegar y una vez elegido el o los lugares donde irían hasta estan invitados a venir conmigo a entregarlas.
COLECCIONA MOMENTOS !!

La muerte y la vida (mucho más allá del running)

de Runnin' Web REVISTA / CALENDARIO DE CARRERAS, el Lunes, 13 de junio de 2011 a las 23:39

Se extinguió de pronto la vida de un hombre. Se teminó de golpe, fuerte, inesperada, inmediata, fulminante, sin perdonar a nada ni nadie, como siempre, mientras él corría como vos y nosotros, tratando justamente de vivir. Lo dejó sin respiración, sin aire, sin piernas, y se lo llevó con ella, diciéndole hasta acá llegó el camino, corredor, esta es la impensada meta.

Nos dejó boquiabiertos, dolidos, asombrados, mudos, sinrazón, y sin nadie a quien reclamarle, porque las vidas, esperada o inesperadamente, siempre se acaban. Dejó vacía a una familia, un grupo de amigos, tal vez hijos, y mucho amor desconsolado, mucha ausencia, y un dolor irrefrenable, porque la muerte mata mucho más que al que murió, y despierta muchos sentimientos.

Hoy amanecimos de nuevo y él no, y queremos reclamar lo irreclamable, poner el grito en el cielo, insultar, protestar, como una expulsión en el futbol, como una tarjeta roja que sabés que ya no te pueden quitar, pero uno solo quiere llorar y pedir que no haya pasado, pero pasó, y fue mucho más que una tarjeta roja.

Y es lunes, y es martes, miércoles, y se habla de la muerte de una persona, un corredor, y esa muerte nos hace vibrar a todos, detenernos, pensar, reflexionar. Y en eso andamos, claro, sobre las razones de esta muerte, los errores, las falencias, sobre lo que se hizo y lo que no, y lo que quizá se pudo haber hecho, y tengo ganas también de poner mi grito en el cielo, para que suba y baje, y todos lo escuchen, hasta el dios de los corredores, y que me respondan. Pero el grito sube, y baja, y el silencio se vuelve a apoderar, largo y, como es su costumbre, dolorosamente silencioso. Y seguirá la vida y la muerte, y amanecerá otro día, pero él no habrá vuelto, porque de ese momento no se vuelve, y yo volveré a reflexionar.

Todas las vidas empiezan y terminan, también la nuestra, y tantas veces transcurrimos ocupados, dándola por sentada. Hago otra pausa y miro para adentro, donde está supuestamente mi alma y el corazón de mi hija, mi familia, mis amigos, mis amores, mis mejores momentos, mi infancia, mis recuerdos, y también mi presente y mi futuro. Y pienso en todos ellos, y otra vez me cae una lágrima, pero dejo que caiga, quiero que caiga, porque mi lágrima es esta vez de emoción por esta muerte, y me hace de pronto valorar fuerte mi vida. Y agarro una hoja imaginaria y escribo, como recordándomelo, que no me puede pasar en vano. Escribo, sé feliz, siempre, y hacé felices a otros. Amá, no odies nunca, ni al que merezca tu odio, buscá cada día ser mejor, con los tuyos y con los demás. La vida está llena de belleza y está en nosotros no perdernos en el camino con emociones absurdas. Aprendé a dar, y vas a descubrir que el amor y las sonrisas que van, a la larga vuelven. Buscá hacer siempre lo que más te gusta y mejor te hace. Corré, si es lo que te llena el alma y te regala buenos momentos, y aprendé a compartirlo con otros. Amá más, corré más, sonreí más, viví mejor, tené una vida plena y hermosa, como corredor, y mucho más allá del running.

Eze Olzanski
Director
info@runnin.com.ar

Perra:

“Hembra del perro (Canis lupus familiaris). Mujer mala que insiste en algo de manera obstinada, irracional o arbitraria. Enfada por una causa trivial o poco razonable. Estado de intoxicación. Suegra, exmujer, exnovia. Dícese de toda aquella persona del sexo femenino con la que no existe ningún tipo de interés o relación sentimental ni familiar con la persona que lo dice al igual que con su grupo de amistades”.


Uf! Anoche ELLOS dijeron que llegaron ellas. Un grupete de altas y bajas. Algunas muy maquilladas, otras menos, otras a cara lavada.
Monas y no tanto. Rubias, morochas, pelirrojas. Alguna con pecas, otras de flequillo. Algunas con pelos hasta la cintura, otras no tanto, pero ninguna con poco.
Para esa hora las miraron con ojos de vasos vacíos. Con la sangre impura de avanzada la noche. Nadie pensó no haberlas visto.


Bailaron y vibraron con la buena música. Movieron todos sus atributos. Bebieron y brindaron con cada copa llena. En bloque o separadas se deslizaban por la galería de luces que se reflejaban en sus dientes blancos de esa sonrisa de éxito.


Todas quisimos ser ellas. Hembras de ellos, amando como una esposa no lo haría. Con muchos, malas y pedigüeñas al borde de echarte cuando quieran. Intoxicadas de tanto de eso que no tengo.


Libres, felices y perras.


P.

Foto: Ceci Fortunato. "Franca, la mejor amiga del hombre"

Crónica dos.

De nuevo el coche y la última vuelta a la plaza por esos puestos que explotan de colores, la paleta perfecta de la vida. Mantas con historias pasadas, escondidas entre sus hilos de llama, alpaca, oveja, vicuña, hilos trenzados a mano con la paciencia que no tengo. Combinaciones que brotan de las almas, sí de nuevo las almas.

Todo en perfecta armonía. Menos un cajero del Macro oportunamente escondido. Ahí justito para los de ciudad acostumbrados al dame dos. Y bue!, lo perdonamos, le damos permiso de permanencia.

De pronto aparece la Cande cargadísima con bolsas de plástico en sus manos y superpuestas con los plásticos de las manijas lastimándole la piel. Ese peso mejor llevado que se conecta directamente con la sonrisa enorme y satisfecha de su boca de perla.

Yo agachada en el piso de un localcito de una galería, mirando el aguayo mas antiguo que hubiera. Quería alguno para mi pared, uno viejo, gastado, percudido. Entre tantos y de golpe aparece uno con una inscripción en Quechua y una fecha: “1969”, la fecha de mi nacimiento. Ni lo dudé, 41 años fueron lo suficientemente antiguo. Un horizonte que llego a ver, un camino conocido. Que mas, lo otro quien sabe.

La intriga del resto de la inscripción era inmensa como mi ansiedad. La vendedora también sintió que no era casual y se esmeró por conseguir algún ser vecino que Quechua supiera. Pero fue difícil leer esas letras y creo que las intenciones de la señora heredera eran mas grandes que sus verdaderos conocimientos del idioma de sus abuelos.

Entonces queda pendiente que es lo que el aguayo que nació cuando yo nacía esconde. Algunas palabras sueltas decían guayra, para, inti: viento, lluvia, sol.
No soporto no saberlo. Si vos lees esto y te animás al quechua, te convido un rico te de blend casero debajo de mi Liquidambar bermellón, igual a los que durante todos los caminos de este otoño encontramos desplegados por toda la Quebrada.

La muchacha que me atendió era tan, tan agradable que me hubiera quedado charlando con ella toda la tarde. Pero el tiempo corría. Todavía nos esperaba Tilcara y a las 20 salía el vuelo desde Salta.

De nuevo el coche, extasiados de tanto. Tanto todo. Aire, luz, olores, sonidos.
Y ahora vos mi buen amigo, por el espejo, tus ojos que descubro transparentes. Pienso como se verá la vida con ellos. Y al lado la mano que me toca, la de mi niña, la de ahora mirada de koya, de rojos, verdes, marrones, celestes. Mirada pequeña y mía.

Hay rayones y tachaduras. Líneas secretas que jamás leerás. -“Cuaderno no me traiciones. Calla cuando te lean, enciéndete cuando te escriba. Prende y apaga tus párrafos según quien sea.-

P.




Dique LA CIENAGA


Plaza principal Cachi



Crónica uno.

No se como pasó pero fue así. A fuerza de buen trato y serenas maneras. Me enamoré de Salta. De sus contrastes, cerros robustos, caminos blancos. Estoy enamorada y mi corazón hace que explote, linda. Porque no nos mintieron, Salta es linda. Una china bella abierta a lo que sea. Tierra colorada ahora sí. El color de la Pachamama, entrañas de mujeres fértiles.

Todos acá se persignan, a diferencia de Buenos Aires el que no lo hace queda expuesto a la condena divina. Me lo recordaron bajando el cerro, en ese colectivo de línea, niños, mujeres y ancianos. Sus miradas y el respeto que he perdido por mi propia divinidad.
Sobresale el que la señal de la cruz no se hace. La fe se te impregna, flota, se huele todo el tiempo.

Salta: Los valles, Cachi, la 40, Cafallate, de nuevo Salta Capital y ahora Jujuy: Purmamarca, Tilcara, Humahuaca, La Salina. Toda esa inmensidad. Intensa como lo pequeño, ese objeto mínimo y valioso.
Puentes muchos, como venas que conectan los lugares a llegar. Esos puentes que vos, amiga, retratás en tus fotos como nadie. Por suerte califico para verlas impresas, vos me entendés.

Lenny Kravitz es el disco que suena. A veces rebota por el terreno irregular. Los badenes en la ruta se repiten y el que maneja me avisa que llegan. Alguien que aprecia lo que escribo, que piensa que de este cuaderno saldrán sonidos de colores, estrellas en el día y soles de noche, hasta terminar.

Escribo y cambio el foco. Me encanta el auto desordenado. Las camperas en la luneta, la bolsita de basura colmada en la palanca, los vasos de agua por aquí y allá.
El bollo de papel con olor a empanadas y mis pies vendados.
Todos los compartimientos ocupados, el corazón, los oídos, las sonrisas, todos.
Polvo, mucho. La piel dura, el pelo peor. Los labios secos y el cacao de manteca que me ofrecen.
Y de nuevo en la carretera el Gauchito que no es ningún Gil, por todos lados. Siempre llega antes que uno.
Y aunque el cansancio aparezca siempre hay indeleble para su ralla, la del culo. Disculpen los bemoles de esta crónica, es que la palabra culo aparece con fuerza. La fuerza que hace nuestro cuerpo sobre los asientos después de tan larga travesía.

Sin prisa, hacia el camino elegido. Lo que pase pasará y será bueno, porque lo mejor está por llegar. Fórmula que se repitió desde que bajamos de avión, el inicio: ayer genial, hoy alucinante, mañana vos y yo. Las fotos desde la ventana y el deseo tuyo de un alfajor de galleta y melaza.
Ahora el mate silencia mi vic, la made in Cafayate, no cualquier VIC, no cualquier mate.

Buscando hotel en Purmamarca, me gusta que preguntes, que te esfuerces, que dudes si nos gustará.
Divino, nuestro cuarto daba al cerro de los 7 colores. Dicen que son 7. Los conté, como no se cuenta el tiempo aquí detenido. Purmamarca no es de este mundo. Aquí el polvo es bueno. Polvo de estrellas. Sofi y Calu desaparecen en una grieta. Los chupa y los vuelve a escupir. La montaña se moldea con nosotros. UAU! dios es argento. Es así te lo garanto.

Bajé la vista un segundo hacia mi cuaderno y ahora son ocho los colores. Como una historia surrealista aparece una franja fucsia en su ladera.

Bajando algo, los que fueron vivos. El cementerio tiene  el olor de la tierra. El viento sopla al sonido de las quenas y nuestro pasos sobre las piedras son un puente al presente.
El hombre de piel trigueña reza. Su mirada al piso inclina su sombrero y esconde su pena. Su saludo a algún antepasado que todavía late en su alma. Y aquí me detengo y pienso ¿Qué pasa cuando dos almas se cruzan. La que bajan de los cerros y las nuestras, las mortales?. Creo que las de los cerros permanecen por los siglos, las mortales, la finitud nos condena.
Quisiera también pensar que son los dueños de la tierra los que allí descansan. Pero los apellidos criollos me traicionan. Parecen todos herederos de Guemes, hijos, nietos, bisnietos, tataranietos y la cola de almas que han llevado su rostro.
Estoy sentada escribiendo en el escalón que deja una lápida. Me retan, me piden respeto. Yo creo que soy buena compañía. Paulo Jerez, 19/02/2003, gracias.
P.

PD:
Les dejo un link a una verdadera crónica. Con detalles y observaciones. Yo quedé un poco mareada y con esto cambié el mapa que me dieron en el hotel. Pero juro que solo tomé un oporto la noche de Purmamarca. Esto es lo que salió.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/turismo/9-2073-2011-05-15.html
















La linda

Parto unos días. Vuelo a un lugar que ahora imagino.
Siempre quise conocerlo.
Dicen que las estrellas brillan mas allí. Que la noche es fría y el día caluroso.
Tengo la excusa, una buena.
Viajo con algo de equipaje, como para cinco días. No pesa, lo justo.
Voy liviana, suelta; abierta al arco iris y a los aires del Altiplano.
Dicen que las almas de los Kollas bajan de la cordillera y te acarician por las noches. Te regalan el sonido de sus quenas y los olores del qinoa.
Dicen que todos allí cantan: niños, jóvenes, ancianos, todos. Dicen que es linda.
Al final  dejaré de soñarla. Mañana habrá tierra colorada y serán fuertes las campanas.
Ansiosa, sin vos en mis ojos, si en mi alma.
P.

Los 80

Te abracé te acordás? Allá a finales de los 80. Tocaba la Portuaria en la 9 de Julio a la altura de casi el bajo, y nos cruzamos en la multitud. Llovía.


Nos habíamos conocido en la Bienal de Arte Joven que por ese tiempo era la forma que tenía la ciudad de atrapar a la gente joven, futuros talentos músicos , escritores, fotógrafos. Organizada por la Municipalidad de Buenos Aires. El Estado nos guiñaba un ojo, fueron los inicios de las movidas culturales en democracia.
Mi aporte estaba colgado en una pared. Una escueta poesía que justamente hablaba de la noche, de los encuentros, de las sorpresas en la oscuridad.
La noche de Buenos Aires se sentía asechadora en esa época. No por la inseguridad, ni por los motochorros, ni por los amigos del paco y otras distracciones.
Aún se respiraban aires de liberación de un pasado que algunos niños jóvenes como yo teníamos moldeada en la piel. La policía todavía te paraba por la calle, te separaba de tus amigos y t hacía las mismas preguntas que a ellos. Después se juntaban y chequeaban que la información coincidiera. Pero yo no les tenía miedo, a ellos no, sino todo lo contrario, me gustaba poder decirles sobradamente las respuestas que querían oír, total no pasaría nada, (mi inocencia intacta) Hasta ellos sabían que su poder impoluto se había transformado en una especie de chiste malo.
De noche a mi me asustaban los choferes de los taxis. Que tomen un camino diferente al que yo hubiera elegido. Que empiecen a hacer preguntas que uno no quiere responder. Que te miren por el retrovisor y te duela el cuello por doblar la cabeza hacia fuera para esquivar esa mirada de lobo en celo.
La conciencia de una mujer púber que despide ese aroma a durazno que transforma en vampiro al hombre mas respetado. Miedos de mujer nueva, que empieza a practicar el maquillaje y los tacos y toda la sensualidad de esos primeros años.
En esa época todo sucedía en la calle. El taxi se paraba siempre en la calle y no tenía el teléfono en la puerta que identifique a que empresa te subías. Los colectivos tardaban como ahora, pero podías esperarlos sentado en el cordón vestida de minifalda y sobrevivías. La comida se buscaba directamente en la cantina –y era comida de cantina-, no había el… me mandas un sushi?!.
Las películas se alquilaban en el videoclub, uno en cada cuadra, porque el que recibía un duro se abría un videoclub, ese era el negocio del momento.
Laura Ramos escribía sus columnas sobre los personajes de la noche y Lalo Mir rodaba en la radio. Amaba a Lalo, a Laura no.
A Laura no la soportaba, pero igual la leía. Capaz escribía cosas que delataban mi mundo de noche. Como una amiga botona, a viva voz y masivamente contaba la vida de esos personajes salvajes, de esos reductos inimaginables.
Su columna del diario de la mañana tenía demasiada luz, era demasiado temprano y todavía estaba la resaca ácida en el estómago para leer historias que pertenecían a la noche, esa noche revuelta, berreta e inesperada que tanto me gustaba.
Y también existía esa escueta poesía mía seleccionada para la bienal.
Eran unas pocas líneas, en un papel a máquina de escribir, pegada sobre el hule de una carpa improvisada. Se perdía entre la cantidad de temas, rubros y autores que había.
La protagonista era una adolescente rubia, lacia y huesuda, con morral multicolor. Vivía para las consignas correctas, esas que alguien dijo que eran las correctas. Siempre me pregunté quien era esa persona que seguramente era el ejemplo de la corrección, como para corregirnos a todos.
Pero bueno ahí estaba, pequeña, contundente y ganadora, uh! Algo así decía:
“Ahí t busqué en la noche oscura. Ahí no estarás sin música. Ese encuentro casual entre gente extraña, un abrazo fugaz y se hará de mañana”.


Entonces… te preguntaba si te acordabas de aquella vez entre la multitud, llovía y te abracé. Te pregunté como andabas y vos a mí. Bien, nos dijimos. Yo miré para el piso vergonzosa y vos abrasaste a otra. 
P.


Para todo público

…“Es solo un momento, es una mirada hacia atrás, yo quiero saber mi amor si al llegar vas a estar allí”…
Me encanta esta canción, me emociona mucho. Mirar hacia atrás. Hace dos minutos estaba pasándole el peine fino a Juan. Hace cinco dando vuelta las papas del horno para la cena de esta noche.
Por un lado hacemos cosas que quedan en un pasado próximo, pero se proyectan para el futuro. A Juan se le reproducirán menos sus piojos y las papas estarán doradas para la cena de las 9.

Hoy fui al Centro. Me esperaba mi Osteópata que hizo un esfuerzo para ubicarme en su agenda. Fue justo al medio día. Con pena arranque sin antes organizar la salida de Juani del jardín que coincidía con mi partida.
Una vecina amable, con acento del Caribe, justo de acá a la vuelta buscó a Caro, la chica que ayuda en casa, y se encargaron de traerlo.
Salí con nostalgia y remordimiento. No veía a Juan desde el viernes y no lo vería hasta regresar como a las 4.

Salir de Tigre me produce una especie de ansiedad enorme que se incrementa a medida que me acerco al ruido, al olor de ciudad, a los colores de la gente y ese paisaje que por momentos y por contraste me hace sentir en París uhhhh, no será mucho?!.
El contraste es notable. Mis siete años de suburbio me hicieron olvidar el maquillaje, los zapatos de taco forrado que ahora se cachan fácilmente en la piedra partida. He perdido el registro de andar vestida, calzada, peinada, literal! Al super voy en ojotas y short, al cole a la mañana y con 5 grados también. Esa sensación de vivir siempre de vacaciones pero con la abstinencia de esa imagen, lejos ya, de la persona que fui, una porteña afrancesada de Recoleta, San Cristóbal, Belgrano, Chacarita.

La ciudad es como un testeo. Ponerse nuevamente a prueba a las miradas, los distintos personajes que por ella caminan, hasta de los piropos ordinarios. Sentir que todavía tenés en el cuerpo y en la cara esa impronta de juventud, de mujer fértil.
Volver a las puteadas que disparan las maniobras de los coches, a ceder el paso a los peatones y no tanto. A evitar atender el teléfono aunque te mueras de ganas.
Subir el auto al garage del estacionamiento mas próximo al destino y encontrar una sonrisa que te pregunta cuánto t quedás. La fantasía de que te esperan porque lo deslumbraste al revolear la melena al bajar del auto y se enamoró de una perdidamente…
El glamour todavía se huele cuando avanzo por las calles angostas, cuando paro a comprar un chicle, cuando voy buscando la altura de la calle y de reojo veo los ojos de los hombres de traje o mameluco posados sobre mi… espalda?
-ella me hizo prometer que respetaría el PARA TODO PUBLICO-

-¡Buenas, hola! ¿Cómo anduviste? Pasá, cambiate-. Estaba vestida de Centro. En mi bolso llevé unas calzas largas y un top de gimnasia. Tengo mucha vergüenza. Sus maniobras son parecidas… a nada.
Trabaja sobre los tejidos conectivos, me explicó. Una vez me dijo y repite que mi problema son las cesarias, que es como si tuviera puesta una remera en el cuerpo y que la estarían tironeando, arrugando, estrujándo la tela. Me sonó lógico y gráficamente creíble.
La cuestión es que a veces necesito un service. Son tres cicatrices las que tengo, aunque solo halla tenido dos hijos.
Tres cicatrices que se han formado una vez y las han vuelto a cortar para volverse a formar, ya hace mas de dos años.
Llamame el lunes. De acuerdo a como t sientas t doy otra cita, dijo.
Deseando sentirme no recuperada el lunes, me despedí con un beso que susurró un tengo ganas de volver a verte. Tengo ganas de volver a escribir esto.

Sarmiento, Riobamba, Peña, Figueroa Alcorta. El máximo 70, el semáforo en rojo. La subida al puente y me voy despidiendo por Cantilo. Ese viaje corto, deseado, esa aventura que me deja con ganas de mas.
Esa que es solo un momento, mirar hacia atrás y saber que al final vas a estar allí.
Mi ciudad que me abraza, me quiere, me espera y me extraña. Aunque la halla engañado con un paisaje mas verde, aunque no halla podido mostrar sus plazas a mis hijos. Sus kioscos multicolores. Sus locales abarrotados de ofertas. Sus librerías. Sus bares de gallegos y tostados.

Autopista y el paisaje va cambiando de forma. Se vuelve homogéneo, verde. Adquiere la síntesis perfectamente opuesta al lugar que dejo.
El espacio se agranda, el cielo se abre, el sol que aparece levanta la temperatura.
Un sueño mas, agotada. El silencio de la siesta al lado de Juan.
P.





Continuará...

El vino, la compu, Charlie Parker, Summertime es la música que suena.
Sola ahora, esta noche, silencio. Ideal para contar historias.
Y bueno, bueno! Sigo!!!! Creíste que era una estrategia literaria berreta, ya t cuento.

Ella es la dueña. Rubia, bella, judía, delicada, con esos ojos brillosos del Mediterráneo.

¨Yo trato siempre de parecer ocupada pero las cosas mas bizarras suceden en ese espacio¨, me dice.

Cuenta que el mes pasado entro una señora. Era de esas personas a las que no se le nota la edad.

Paseó y recorrió los 60 metros del local. Sigilosa observó y leyó las explicaciones de lo que le pareció curioso. Luego de un rato llego al mostrador con un látigo negro. Pago con tarjeta de débito, la del banco ciudad. Una caja de ahorro de jubilada. Justo ahí me pregunté a que se habría dedicado en su pasado. La imaginé dando clases de literatura en el Normal de señoritas, con zapatos de medio taco y talieur gris. Intelectual, elegante y precisa. Hablando de literatura española, Marrique, Cervantes, que se yo. La señora resultó ser una anciana de 85 años, según pude ver en su documento.

Nada, la vida no termina a los 40 viste?!!!

Un sorbo de vino y sigo.

¨Una vez entró una parejita de casi adultos, demasiado jóvenes¨, contaba.
Ella pequeña, toda de negro, con un flequillo también negro sobre la cara. El un poco mas alto igual de negro, morocho con ese pelo brilloso que te regala las hormonas de la adolescencia. De la mano apretados y próximos. Demasiado jóvenes. Ese shin-shan de puedo, quiero pero no me animo. No pegaban con los rojos y dorados. Eran de aquel nuevo trillado escenario del Abasto.

Sabían lo que buscaban. Estuvieron un rato hasta que lo encontraron. Se fueron llevando en efectivo el rosario de cuentas felices y que me perdone la virgen.

Demasiado para un blog apto para todo público.

Perdonen también ustedes, creí que querían escucharlo. Mañana escribiré una historia con mi Liquidambar rojo del otoño. O tal vez sobre alguna página del diario que nos hable de una nueva fórmula mágica para la felicidad.

O quizá escribiré sobre el amor reiterado en la famosa red social. Que todo el mundo sepa que te amo!. Esperar el ¨me gusta¨ y pensar cual será la próxima foto sonriendo felices.
Todos somos felices en Facebook. Mi amigo, al que le cocino pastafrolas, me lo dijo acertadamente, me lo avisó.

Un buen tema para la próxima: ¨El amor en comunidad¨. El amor que intenta serlo si me miran.

Mañana les cuento por Facebook como me fue en el sexshop de mi amiga.

P.

La campana

Aprovecho, el niño duerme.

Ayer me dijo, silenciosamente ella, que en su negocio vendía pijas de plástico. Era buena la historia. Algún día la escribiré. Ahora hay demasiada luz, demasiado ruido a motores y a perros.

Podría entonces hablar de los recuerdos próximos, de las noticias del diario del sábado. De la mandarína que previene el infarto, de sus cualidades fabulosas que podemos sumar a la lista de otras frutas, verduras, sin antes tachar al huevo y ahora la leche de vaca.

Mi lista está llena de rayones, acotaciones con distintas biromes y lápices y a veces hago un bollo con ella y me mando el choripán.

Después arrepentida, busco el bollo en la basura, toco la cáscara de banana y a veces el pañal cagado y la devuelvo a la puerta de la heladera sostenida firme con su imán, uno de la pizzería de Benavidez.

También dijo el diario que las redes sociales pusieron a circular aforismos y frases con distintos grados de sabiduría, soluciones para nuestro presente, futuro y mas allá. José N debe estar tomándose un Campari en su jardín de los suburbios contando la cantidad de amigos ¨t gusta¨.

El diario dijo también que hay una torre nueva en Palermo Joligud, hermosamente dibujada, render impecable que vende la ilusión de tu futura vivienda, aún cuando todavía allí haya un terreno baldío, aquella casona recién demolida que solo reconocerían sus dueños por los azulejos del baño, la forma de la escalera, el empapelado de la suite estilo inglés que quedo impresa en la medianera, que se resiste a dejarnos sin pasado.

Aún cuando tu sueldo regale alguna sobra para su paga.

El suplemento AUTOS me puede.

Acá se delata mi perfil material. Voy y vengo, comparo precios y me malhumoro con los avisos que en la letra chica no ponen la cifra.

Los peruanos de la verdulería ponen el precio aunque sea en tiza, el vivero en letreros de pvc blancos con indeleble!!!!.
Es un FLORRRR de aviso, caros su forma y su contenido, y no aparece una línea mas con del precio!!! Podés creer que increíble!

Todavía me cuesta el TS, TD, AT, el 1.6 y el 2.0, lo que me acuerdo.

A mi me gusta la NISSAN. Me gusta su nombre… NISSAN, NIIIIIISAAAAAAAANNNNNNN, uau. Esta me la se de memoria: Nissan X`Trail. Cuando tenga un duro (y no me refiero al huevo), me la compro.

Después llega lo aburrido pero inevitable, mas de lo mismo. Cambian los barrios, las casas por edificios, cambian los modelos de autos, pero nunca cambian las páginas 1 al 18; al 20 si querés; -eso si no explota un edificio o no hay un incendio magistral donde mueren 200 pibes-, de La Nación, el diario de Bartolo.

Nada, leo lo que puedo, lo que mi capacidad intelectual y mi ánimo acepten.

Dice que parece que en Europa los jóvenes se levantan contra los recortes. Y los ves con pancartas pegadas al cuerpo. Esa imagen de la chica en el cajero retirando dinero y con un cartel que dice ¨sin casa, sin curro, sin pensión, sin miedo¨.

Por un momento creí que el cartel estaba colocado en photoshop. La chica sin casa, pobre pensé. Pero con su tarjeta de banco!.

Habría que exportar carritos de super y avivarlos, capaz se pueda registrar la idea del CURRO CARTONERO, pero claro, en Europa no se consigue, todavía se consiguen las tarjetas de banco.

¨Sin Pensión¨ , sigue, mejor no avivemos giles. Capaz podían asignarles por hijo algún dinero, un vuelto digamos. Pero claro, en Europa no tienen hijos.

¨Sin Miedo¨, concluye, a sacar plata de un cajero sobre la vereda, en la estación Atocha capaz, digo, no?

La Unión Europea está que arde. Y justo que me hice la nacionalidad Italiana.



El llanto del niño campana. UFA

Basta para mí, basta para todos.

Continuará.

P.

A Patadas

Que venga alguien a callar mi alma, antes de que se haga madrugada. Antes de que mi propia sombra me devore aún vivo, tripas y todo. Entre sudor y almohada.
Alguien que venga a abarrotar los bares de marchas y fanfarria, que las botas lustradas yacen a los costados de la cama.
Embriagadas están de olor a miedo, gloriosa adrenalina la de patear puertas,
la de sacar los muertos a trompadas. Muertos que aún no saben que se han muerto.
Y que sea Dios el que salve sus almas. Que venga alguien a salvar la mía.
Que si regreso a casa, el beso de mi amada baste y sobre. Que ella no me pregunte,
ni que me diga nada. Que no huela mi miedo, ni mi euforia.
Que no huela los cuerpos que aún no han muerto.
Que me despierte el beso en la mañana, el beso que he extirpado de otras bocas,
que no besarán hijos, ni mujeres, ni hermanas.
Que con el nuevo día tenga la fortaleza de calzarme esas botas, para salir de nuevo con los Falcon.
Que alguien recite un código verdugo para que entonces le entremos a patadas
a una casa cualquiera en los suburbios, los postigos abiertos como brazos
y un gato dormitando en la ventana.
                                                      
Luz Gómez Romero
Escritora residente en General Pacheco
                                                                           

Y want you

Y una quiso ser primera, primera en levantarse, primera en latin, primer hija y no segunda. Primera en las carreras y hasta en pagar la mitad de la cuenta de un restaurant. Era una pseudo chica enojada de Wisconsin, lectora atenta de libros perdidos en rincones de bibliotecas. Nadie le creía. Era la conciencia de los sueños mas extraños, de esa mentira, de esa gigantesca mentira que sucedía entre sabanas. Sus lecturas la transportaban a pensamientos obscenos, a extraños parajes, a lugares de porqueria ajena. Se deprimia con facilidad por ese entonces, al ver que no podia ser primera, que su latin no era el mejor, que no fue primer hija y tampoco segunda, tomaba Solof por aquella epoca. Era linda dicen, era loca, vivia, respiraba y estaba abierta a un futuro sin pasado.
No creia en los deseos. Como no creer en ellos, le decian sus amigas, ella no creia y punto. No había deseos en su mundo de ensueño. Algun mensajero sin nombre le decia que quizás se escondía tras su falda, que su ropa interior corrida haciendo el amor le darian mas ganas de desear pero ella no creia en mensajeros sin nombres.
Superaba lo carnal le decia, no es mio, no es tuyo, mi sexo es para brindar. En sus sueños veía desnudos, niñas en poses extrañas, musicas e historias que no coincidian con su pasado, un sueño proyecta y ella proyectaba en ellos a jovenes morochas de latigos en mano, a niños desnudos, a rubias , a pelirrojas y jardineros.
Nabokov y Marx se aparecian, eran sus favoritos, había leido algo de ellos, algo de una lolita, algun fragmento del El Capital, no entendia mucho la plusvalia y solo pensaba en comprarse una licuadora.
La licuadora por ese entonces era tan valiosa como una casa, un departamento de ensueño en el Lower East Side o en Staten Island, la parte mafiosa de la isla. Sus sueños hot en la Arena, su correcto hombre desnudo, su costado alocado se entrometían en sus pensamientos de media tarde.
En esa hora inexacta aparecia una amiga, la llamaba lejana , queria reirse con el cuerpo le decia, ella al cuerpo lo usaba para otra cosa, se reia con la boca, a lo sumo con la mandibula emitiendo un sonido de risa, su amiga no.
Su amiga se reia con el cuerpo, se estremecía. Y aprendia a manejar, esa puta costumbre de la gente de tener que manejar todo, espacios, personas, amores, ideas, autos, tranvias, hijos. Como manejar la maternidad, gran tema de su amiga por ese entonces, no le interesaban sencillamente esos retoños rosados, tenia dos de su cuñada, los habia visto crecer y no queria pasar por lo mismo.
Los mejores años de mi vida, repetia la cuñada, resignando todo presente a un pasado mas glorioso de biberones y por ese entonces pañales de tela.
Hey, no pienses, no te envuelvas en esas cosas, pone energía en eso que hace de tu año un año de logros, 365 dias de deporte, buen humor y miradas de los hombres. Un perro que sigue ladrando en el fondo de la calle.
La lectora atenta se despierta, llama a la puerta Gregorio, viene a arreglar el jardin, se habia olvidado por un momento que había citado a Gregor (como lo llamaba en la intimidad) ese sabado por la tarde con la excusa de unas flores moribundas, lo unico que queria en realidad es ver a ese latino en cuero, toda la semana esperando ver a G semidesnudo cortando su jardin, su sueño humedo.
Gregor por su parte hacia favores a algunas vecinas locales, algunas se ponian como locas con sus perfomances fuera del cuadrilatero del jardin , pero a ella, nuestra lectora no le habia insinuado nada de esa otra vida.
Ya bastante tenia con su chica, la lejana, una mas joven que el, que le decia Don, cosa que al lo excitaba, cariñosa y virtual, su chica creía que el amor era la salvación. El amigo de ella, de chica y de su hijo, su ùnico hijo, de viaje por el mundo, solo anciaba volver a sentarse en la barra del bar a tomar una cerveza.
Un enjambre de cuerpos en sus sueños, de gente que entraba y salia. Despeinados, se movían y llegaba ella, otra de sus apariciones de media tarde, ella estaba en otra, era de otro lugar, un planeta distinto, una orbita distante de su letargo.
Ella le escupia proyecciones, le cuestionaba su vida, la hacia pensar mas de la cuenta. Ella, soltera, despreocupada de la vida de los otros no se entrometía, estaba mas alla y se lo hacia notar, algo los acercaba a todos. Algo los dejaba entrar por una puerta.
Algo en ella, la primera, los atraia, despues de todo era la primera, o no? La primera en latin, la lengua madre. Algo sonaba, una musica de fondo, pesada, densa, llovia, se hacia de noche, se tiraba a descansar .
Se abria una puerta, una figura hermosa caminaba por el pasillo de una libreria, sus rulos sueltos, cayendo sobre sus hombros, su mirada perdida, un sueño mas , es de noche, tarde. Se cierra un capitulo, se abre otro.

Pablo Perez