Mínimo podría ser el rayo de luz de mi ventana en la mañana. Mínima la yerba que queda en el frasco del estante. Mínimo el ruido de la pava hirviendo. Lo inesperado puede suceder en todas esas historias mínimas. De repente encontrarte en un lugar que jamás pensaste que sería tuyo. Con gente diferente que jamás creíste. Bienvenidos a mis historias mínimas. Foto: "Lejos de Palermo" de Cecilia Fortunato. Modelo Valen Fortu. General Rodriguez, verano 2012.

Para todo público

…“Es solo un momento, es una mirada hacia atrás, yo quiero saber mi amor si al llegar vas a estar allí”…
Me encanta esta canción, me emociona mucho. Mirar hacia atrás. Hace dos minutos estaba pasándole el peine fino a Juan. Hace cinco dando vuelta las papas del horno para la cena de esta noche.
Por un lado hacemos cosas que quedan en un pasado próximo, pero se proyectan para el futuro. A Juan se le reproducirán menos sus piojos y las papas estarán doradas para la cena de las 9.

Hoy fui al Centro. Me esperaba mi Osteópata que hizo un esfuerzo para ubicarme en su agenda. Fue justo al medio día. Con pena arranque sin antes organizar la salida de Juani del jardín que coincidía con mi partida.
Una vecina amable, con acento del Caribe, justo de acá a la vuelta buscó a Caro, la chica que ayuda en casa, y se encargaron de traerlo.
Salí con nostalgia y remordimiento. No veía a Juan desde el viernes y no lo vería hasta regresar como a las 4.

Salir de Tigre me produce una especie de ansiedad enorme que se incrementa a medida que me acerco al ruido, al olor de ciudad, a los colores de la gente y ese paisaje que por momentos y por contraste me hace sentir en París uhhhh, no será mucho?!.
El contraste es notable. Mis siete años de suburbio me hicieron olvidar el maquillaje, los zapatos de taco forrado que ahora se cachan fácilmente en la piedra partida. He perdido el registro de andar vestida, calzada, peinada, literal! Al super voy en ojotas y short, al cole a la mañana y con 5 grados también. Esa sensación de vivir siempre de vacaciones pero con la abstinencia de esa imagen, lejos ya, de la persona que fui, una porteña afrancesada de Recoleta, San Cristóbal, Belgrano, Chacarita.

La ciudad es como un testeo. Ponerse nuevamente a prueba a las miradas, los distintos personajes que por ella caminan, hasta de los piropos ordinarios. Sentir que todavía tenés en el cuerpo y en la cara esa impronta de juventud, de mujer fértil.
Volver a las puteadas que disparan las maniobras de los coches, a ceder el paso a los peatones y no tanto. A evitar atender el teléfono aunque te mueras de ganas.
Subir el auto al garage del estacionamiento mas próximo al destino y encontrar una sonrisa que te pregunta cuánto t quedás. La fantasía de que te esperan porque lo deslumbraste al revolear la melena al bajar del auto y se enamoró de una perdidamente…
El glamour todavía se huele cuando avanzo por las calles angostas, cuando paro a comprar un chicle, cuando voy buscando la altura de la calle y de reojo veo los ojos de los hombres de traje o mameluco posados sobre mi… espalda?
-ella me hizo prometer que respetaría el PARA TODO PUBLICO-

-¡Buenas, hola! ¿Cómo anduviste? Pasá, cambiate-. Estaba vestida de Centro. En mi bolso llevé unas calzas largas y un top de gimnasia. Tengo mucha vergüenza. Sus maniobras son parecidas… a nada.
Trabaja sobre los tejidos conectivos, me explicó. Una vez me dijo y repite que mi problema son las cesarias, que es como si tuviera puesta una remera en el cuerpo y que la estarían tironeando, arrugando, estrujándo la tela. Me sonó lógico y gráficamente creíble.
La cuestión es que a veces necesito un service. Son tres cicatrices las que tengo, aunque solo halla tenido dos hijos.
Tres cicatrices que se han formado una vez y las han vuelto a cortar para volverse a formar, ya hace mas de dos años.
Llamame el lunes. De acuerdo a como t sientas t doy otra cita, dijo.
Deseando sentirme no recuperada el lunes, me despedí con un beso que susurró un tengo ganas de volver a verte. Tengo ganas de volver a escribir esto.

Sarmiento, Riobamba, Peña, Figueroa Alcorta. El máximo 70, el semáforo en rojo. La subida al puente y me voy despidiendo por Cantilo. Ese viaje corto, deseado, esa aventura que me deja con ganas de mas.
Esa que es solo un momento, mirar hacia atrás y saber que al final vas a estar allí.
Mi ciudad que me abraza, me quiere, me espera y me extraña. Aunque la halla engañado con un paisaje mas verde, aunque no halla podido mostrar sus plazas a mis hijos. Sus kioscos multicolores. Sus locales abarrotados de ofertas. Sus librerías. Sus bares de gallegos y tostados.

Autopista y el paisaje va cambiando de forma. Se vuelve homogéneo, verde. Adquiere la síntesis perfectamente opuesta al lugar que dejo.
El espacio se agranda, el cielo se abre, el sol que aparece levanta la temperatura.
Un sueño mas, agotada. El silencio de la siesta al lado de Juan.
P.





Continuará...

El vino, la compu, Charlie Parker, Summertime es la música que suena.
Sola ahora, esta noche, silencio. Ideal para contar historias.
Y bueno, bueno! Sigo!!!! Creíste que era una estrategia literaria berreta, ya t cuento.

Ella es la dueña. Rubia, bella, judía, delicada, con esos ojos brillosos del Mediterráneo.

¨Yo trato siempre de parecer ocupada pero las cosas mas bizarras suceden en ese espacio¨, me dice.

Cuenta que el mes pasado entro una señora. Era de esas personas a las que no se le nota la edad.

Paseó y recorrió los 60 metros del local. Sigilosa observó y leyó las explicaciones de lo que le pareció curioso. Luego de un rato llego al mostrador con un látigo negro. Pago con tarjeta de débito, la del banco ciudad. Una caja de ahorro de jubilada. Justo ahí me pregunté a que se habría dedicado en su pasado. La imaginé dando clases de literatura en el Normal de señoritas, con zapatos de medio taco y talieur gris. Intelectual, elegante y precisa. Hablando de literatura española, Marrique, Cervantes, que se yo. La señora resultó ser una anciana de 85 años, según pude ver en su documento.

Nada, la vida no termina a los 40 viste?!!!

Un sorbo de vino y sigo.

¨Una vez entró una parejita de casi adultos, demasiado jóvenes¨, contaba.
Ella pequeña, toda de negro, con un flequillo también negro sobre la cara. El un poco mas alto igual de negro, morocho con ese pelo brilloso que te regala las hormonas de la adolescencia. De la mano apretados y próximos. Demasiado jóvenes. Ese shin-shan de puedo, quiero pero no me animo. No pegaban con los rojos y dorados. Eran de aquel nuevo trillado escenario del Abasto.

Sabían lo que buscaban. Estuvieron un rato hasta que lo encontraron. Se fueron llevando en efectivo el rosario de cuentas felices y que me perdone la virgen.

Demasiado para un blog apto para todo público.

Perdonen también ustedes, creí que querían escucharlo. Mañana escribiré una historia con mi Liquidambar rojo del otoño. O tal vez sobre alguna página del diario que nos hable de una nueva fórmula mágica para la felicidad.

O quizá escribiré sobre el amor reiterado en la famosa red social. Que todo el mundo sepa que te amo!. Esperar el ¨me gusta¨ y pensar cual será la próxima foto sonriendo felices.
Todos somos felices en Facebook. Mi amigo, al que le cocino pastafrolas, me lo dijo acertadamente, me lo avisó.

Un buen tema para la próxima: ¨El amor en comunidad¨. El amor que intenta serlo si me miran.

Mañana les cuento por Facebook como me fue en el sexshop de mi amiga.

P.

La campana

Aprovecho, el niño duerme.

Ayer me dijo, silenciosamente ella, que en su negocio vendía pijas de plástico. Era buena la historia. Algún día la escribiré. Ahora hay demasiada luz, demasiado ruido a motores y a perros.

Podría entonces hablar de los recuerdos próximos, de las noticias del diario del sábado. De la mandarína que previene el infarto, de sus cualidades fabulosas que podemos sumar a la lista de otras frutas, verduras, sin antes tachar al huevo y ahora la leche de vaca.

Mi lista está llena de rayones, acotaciones con distintas biromes y lápices y a veces hago un bollo con ella y me mando el choripán.

Después arrepentida, busco el bollo en la basura, toco la cáscara de banana y a veces el pañal cagado y la devuelvo a la puerta de la heladera sostenida firme con su imán, uno de la pizzería de Benavidez.

También dijo el diario que las redes sociales pusieron a circular aforismos y frases con distintos grados de sabiduría, soluciones para nuestro presente, futuro y mas allá. José N debe estar tomándose un Campari en su jardín de los suburbios contando la cantidad de amigos ¨t gusta¨.

El diario dijo también que hay una torre nueva en Palermo Joligud, hermosamente dibujada, render impecable que vende la ilusión de tu futura vivienda, aún cuando todavía allí haya un terreno baldío, aquella casona recién demolida que solo reconocerían sus dueños por los azulejos del baño, la forma de la escalera, el empapelado de la suite estilo inglés que quedo impresa en la medianera, que se resiste a dejarnos sin pasado.

Aún cuando tu sueldo regale alguna sobra para su paga.

El suplemento AUTOS me puede.

Acá se delata mi perfil material. Voy y vengo, comparo precios y me malhumoro con los avisos que en la letra chica no ponen la cifra.

Los peruanos de la verdulería ponen el precio aunque sea en tiza, el vivero en letreros de pvc blancos con indeleble!!!!.
Es un FLORRRR de aviso, caros su forma y su contenido, y no aparece una línea mas con del precio!!! Podés creer que increíble!

Todavía me cuesta el TS, TD, AT, el 1.6 y el 2.0, lo que me acuerdo.

A mi me gusta la NISSAN. Me gusta su nombre… NISSAN, NIIIIIISAAAAAAAANNNNNNN, uau. Esta me la se de memoria: Nissan X`Trail. Cuando tenga un duro (y no me refiero al huevo), me la compro.

Después llega lo aburrido pero inevitable, mas de lo mismo. Cambian los barrios, las casas por edificios, cambian los modelos de autos, pero nunca cambian las páginas 1 al 18; al 20 si querés; -eso si no explota un edificio o no hay un incendio magistral donde mueren 200 pibes-, de La Nación, el diario de Bartolo.

Nada, leo lo que puedo, lo que mi capacidad intelectual y mi ánimo acepten.

Dice que parece que en Europa los jóvenes se levantan contra los recortes. Y los ves con pancartas pegadas al cuerpo. Esa imagen de la chica en el cajero retirando dinero y con un cartel que dice ¨sin casa, sin curro, sin pensión, sin miedo¨.

Por un momento creí que el cartel estaba colocado en photoshop. La chica sin casa, pobre pensé. Pero con su tarjeta de banco!.

Habría que exportar carritos de super y avivarlos, capaz se pueda registrar la idea del CURRO CARTONERO, pero claro, en Europa no se consigue, todavía se consiguen las tarjetas de banco.

¨Sin Pensión¨ , sigue, mejor no avivemos giles. Capaz podían asignarles por hijo algún dinero, un vuelto digamos. Pero claro, en Europa no tienen hijos.

¨Sin Miedo¨, concluye, a sacar plata de un cajero sobre la vereda, en la estación Atocha capaz, digo, no?

La Unión Europea está que arde. Y justo que me hice la nacionalidad Italiana.



El llanto del niño campana. UFA

Basta para mí, basta para todos.

Continuará.

P.

A Patadas

Que venga alguien a callar mi alma, antes de que se haga madrugada. Antes de que mi propia sombra me devore aún vivo, tripas y todo. Entre sudor y almohada.
Alguien que venga a abarrotar los bares de marchas y fanfarria, que las botas lustradas yacen a los costados de la cama.
Embriagadas están de olor a miedo, gloriosa adrenalina la de patear puertas,
la de sacar los muertos a trompadas. Muertos que aún no saben que se han muerto.
Y que sea Dios el que salve sus almas. Que venga alguien a salvar la mía.
Que si regreso a casa, el beso de mi amada baste y sobre. Que ella no me pregunte,
ni que me diga nada. Que no huela mi miedo, ni mi euforia.
Que no huela los cuerpos que aún no han muerto.
Que me despierte el beso en la mañana, el beso que he extirpado de otras bocas,
que no besarán hijos, ni mujeres, ni hermanas.
Que con el nuevo día tenga la fortaleza de calzarme esas botas, para salir de nuevo con los Falcon.
Que alguien recite un código verdugo para que entonces le entremos a patadas
a una casa cualquiera en los suburbios, los postigos abiertos como brazos
y un gato dormitando en la ventana.
                                                      
Luz Gómez Romero
Escritora residente en General Pacheco