Mínimo podría ser el rayo de luz de mi ventana en la mañana. Mínima la yerba que queda en el frasco del estante. Mínimo el ruido de la pava hirviendo. Lo inesperado puede suceder en todas esas historias mínimas. De repente encontrarte en un lugar que jamás pensaste que sería tuyo. Con gente diferente que jamás creíste. Bienvenidos a mis historias mínimas. Foto: "Lejos de Palermo" de Cecilia Fortunato. Modelo Valen Fortu. General Rodriguez, verano 2012.

Incontenible intranquilidad

Otra ciudad en esta misma ciudad hay, llena de recuerdos fantasmas ¿los ves?
Que me invitan a salir a buscar…aquellas ganas de ayer...aquellas ganas de ayer...que volvieron hoy.
Voy por la ciudad y me dejo llevar, ¿tu magia (¿o la mía?) voy a buscar? Vuelvo a aquel lugar y me quiero encontrar, siento una incontenible intranquilidad. Voy hoy, vuelvo hoy.
En esa casa otros cielos soñamos los dos, pero un ilógico tren me demolió el sol. Y por tenebrosas calles sin regreso,
aprendí a luchar sin vos. Soy hoy, siento hoy.
Sigo siendo yo, pero no. Crucé el mar (vos lo sabes).
Luces y sombras me conocen bien.
Y cuando me perdí...y cuando me perdí...
¡Me encontré!

Juan Sur

Extraño Amor

Señor , Señor sus hijos tienen hambre
A mis hijos no les falta nada
Señor, Señor sus hijos tienen sed
A mis hijos no les falta nada
Señor , Señor sus hijos tienen frío
A mis hijos no les falta nada
Señor , Señor sus hijos lloran
A mis hijos no les falta nada
Señor , Señor la madre de sus hijos llora
A mis hijos no les falta nada
Señor, Señor hay silencio y oscuridad
A mis hijos no les faltó nada
YO LOS AMABA

Juana Inés

Memoria

Saber que va a amanecer. Los ojos entreabiertos, el espejo a lo lejos, la cabeza despeinada.
Saber que va a amanecer y no saber que sigue.
El tema son los olvidos. Olvidar el rumbo.
Había dejado marcado el sitio en la vereda donde paré de contar. Tenía que encontrar la marca.
Con paciencia de bordadora miraba el asfalto monótono. La ví! y empece de nuevo a contar, como lo había hecho el día anterior y el día anterior al anterior y el anterior al anterior al de hoy.
Olvidar es algo así como resignarse. Es no recordar, es dejar atrás, es no se, tan solo olvidar.
Pero el olvido no existe cuando no tenés para la leche, ni tampoco califica cuando no hay veneno para las hormigas que castigan el rosal.
Olvidos como estos no aparecen justo antes de amanecer. Los recuerdos siguen, las convicciones no se borran. Apenas entreabiertos los ojos, el espejo a lo lejos, la cabeza despeinada y el maldito sitio donde ayer paré de contar.

P.

Fresias

Desperté pronto y temprano.
No encontraba mi blusa.
Debía salir con tiempo.
Lo hice maquillada, con la boca rojo furioso.
Barrera, ruta, autopista.
Semáforo largo de Márquez donde te atrapan los limpia vidrios.
Por suerte el auto se acomodó en un cordón con parquímetro.
Quince antes de la hora, no esta mal para una muchacha impuntual como yo.
Aproveche y compre fresias amarillas y pensé que llegaría con ellas, las pondría sobre la mesa de ese bar testigo y simularía en silencio el deseo de que alguien me las habría regalado.
Justo ahí frente a los Tribunales de Ituzaingó quedamos. Llega, saluda con una sonrisa amable y forzada. Se sienta, estira los brazos y se deslizan sus mangas hacia atrás.
“Mira chiquita esto es así”, y da su explicación de los hechos, describe las consecuencias de mis actos, hace suposiciones sobre mi futuro.
Yo solo observo y observo y vuelvo a observar. Su boca en la taza de café, sus gestos abusivos, solo observo.
Los ojos le crecen, los dientes se alargan, las uñas se despliegan.
Saca papeles, me pide que los firme. Debía hacerlo, para eso el motivo de mi mañana. Me ofrece su pluma pero saco la mía, es que ya aprendí de ellos algunos trucos, sabés?
Su aliento se incrementa, sus palabras retumban. Las letras de esas líneas se desfiguran.
Aparece una Ferrari absurda en sus ejemplos, habla de estrategias y amenaza con bajarse. Me pide que lo piense.
Yo solo observo. Y observo nuevamente y de repente veo las fresias amarilla que encandilan la mesa, y veo todo lo que no vi en ese momento de bar.
Camino hacia el auto no encontré el kiosco de las flores luminosas. Le pregunté al librero por alguno: "Kiosco de flores, mmm no no, flores podés encontrar en el Havanna, aquí, justo a la vuelta".

P.




Solo eso

Correr y bajo los pies el alba
Correr y bajo los pies los sueños.
Correr y bajo los pies el alma.
Correr y sobre el suelo, mis pies.
P.

Herido

Solo.
Caminando herido.
Solo.
Mirando herido.
Solo.
Preguntando herido.
¿Cómo era compartir?
¿Cómo era sentir?
¿Cómo era querer?


Solo.
Herido.
Buscando respuesta...

Juan Sur